30 de octubre de 2015

Adolf Eichmann: Cuando la realidad supera al mejor guión cinematográfico

     Con el siguiente post vamos a iniciar una nueva serie, dentro del blog, que irá dedicada a cuestiones históricas. No, no cierres todavía que no va a ser una chapa aburrida y pretenciosa. La idea es ir relacionando lugares a los que suelen ir muchos viajeros con anécdotas, curiosidades o hechos históricos para que así  podamos ir aprendiendo un poco más de cada ciudad, región o país.

El primer tema lo vamos a tratar por su relación con los campos de concentración, que como ya hemos publicado en nuestro post de Cracovia, es uno de los ejemplos más claros de la historia de la barbarie humana.


Como ya muchos sabréis, cuando los aliados liberaron a los prisioneros de los campos de concentración algunos de estos se dedicaron a perseguir a los nazis responsables para que pudieran ser juzgados. Uno de los cazanazis más famoso fue Simon Wiesenthal, fundador del centro que lleva su nombre. Persiguió a numerosos nazis, pero quizá la persecución más espectacular fue la que llevó al MOSAD (servicio secreto israelí) a detener a Adolf Eichmann. Este personaje fue el máximo responsable de los campos de concentración polacos desde su puesto de teniente coronel de las SS. Lo que no sabía es que años más tarde los judíos le pagarían sus servicios con la misma moneda.

Al acabar la guerra, Eichmann fue detenido por los EEUU, pero acabó huyendo a Argentina. Allí tuvo una vida placentera bajo el seudónimo de Ricardo Klement, hasta que el MOSAD dio con su paradero. La historia de su localización y posterior secuestro es digna de película.
Su vida transcurría en un barrio pobre de Buenos Aires hasta que su vecino, judío y ciego, empezó a atar cabos. Los testimonios de uno de sus hijos le pusieron en la pista de que ese hombre con el que compartía vecindario no era quien decía ser. Así, tras una serie de investigaciones, el gobierno israelí tuvo la certeza de que Ricardo Klement era en realidad Adolf Eichmann, uno de los criminales más buscados.
            El gobierno israelí, que pensaba que el gobierno argentino negaría la extradición, ideó un secuestro. Dos agentes viajaron hasta Buenos Aires y esperaron un par de semanas para empezar con su plan. Así, un día, a la salida del trabajo de Eichmann, los agentes le esperaron en la parada del autobús en la que se solía bajar fingiendo tener el coche averiado. Sin que Eichmann pudiera reaccionar, lo metieron en un coche y lo llevaron a un piso de la capital argentina.

            En una semana que estuvo secuestrado en Buenos Aires fue sometido a torturas y obligado a confesar sus crímenes, llegando a firmar que saldría rumbo a Israel por voluntad propia. Así, fue emborrachado y disfrazado de tripulante para poder ser introducido en un avión de la compañía israelí EL AL que partiría de Buenos Aires a Haifa. 
De este modo llegó al Estado de Israel donde fue juzgado, en un juicio televisado  y condenado a la horca.

            Sin duda la espectacularidad de su secuestro y posterior condena sirvió para alertar a otros criminales, como Mengele, que extremaron sus precauciones.
            Obviamente esto no sirve para tapar todo el daño que los campos de concentración hicieron, pero por lo menos, en este caso, la historia hizo justicia y trató al criminal Eichmann de la misma forma que él había tratado a cientos de inocentes.


Yad Vashem
Museo del Holocausto (Jerusalén)



Nuestro paso por Auschwitz:

*Nuestro post sobre Cracovia podéis leerlo aquí.

Image and video hosting by TinyPic

No hay comentarios:

Publicar un comentario