Siguiendo con nuestra
sección de cuestiones curiosas de la historia, hoy vamos a contar algunas de las
cosas menos conocidas de Auschwitz, al menos para el gran público.
¿Hasta
dónde puede llegar el ser humano?
Como ya os contamos, en nuestro viaje a Cracovia tuvimos la suerte
de hacer la visita al campo con un guía que, además de hablar español, sabía
multitud de anécdotas por su contacto con algunos supervivientes. Bueno, pues
durante el recorrido nos contó cómo los nazis trataban a los judíos.
Una
de las estancias más desagradables de la visita era lo que fue llamada "la
cárcel dentro de la cárcel". Allí, en un barracón que aún sigue en pie, había varias
salas de tortura preparadas para escarmentar a aquel que se dignase a desafiar
las órdenes de los oficiales. Desde luego estar allí dentro era una sensación
bastante incómoda. Una de las salas era la dedicada para introducir a los
presos díscolos y mantenerlos con un hilo de vida, para alargar el sufrimiento
lo más posible, dando la comida justa para pasar el mayor dolor posible pero
sin morir rápidamente. Otra sala, casi peor que la anterior, tenía el cometido
de asfixiar a los presos. No, no era una asfixia plácida. En un habitáculo como
una cabina de teléfono se introducía a tres o cuatro personas, con una
minúscula rendija para respirar, para que fueran muriendo lenta y
dolorosamente.
Zona de Selección entre aptos/no aptos |
Otro
tema que pone los pelos de punta son los barracones. Allí, en establos (muchos
barracones fueron construidos con material de establos traídos de Alemania) se
hacinaban cientos de personas. La gente dormía en camas, mínimo de dos en dos.
Entre el frío, las enfermedades y el agotamiento ya podemos imaginar las
condiciones. De hecho nos contaron que mucha gente moría por aplastamiento,
pues las tablas de madera de las camas (eran tipo literas) se partían y la
gente se precipitaba sobre sus vecinos de abajo.
Barracón - dormitorio |
¿Por qué iban allí los alemanes?
Seguramente muchos os preguntaréis qué llevaba a los alemanes a
trabajar allí. Sí, puede que la ideología para algunos fuera motivo suficiente,
pero cuesta creer que haya tantos médicos, soldados o personal administrativo
que se dejara guiar solo por cuestiones ideológicas. Para nuestro guía la
respuesta era clara: egoísmo puro y duro.
Podemos imaginar que
en la época de la guerra la vida en Alemania no debía ser fácil. Escasez de
alimentos, bombas que venían por varios frentes, falta de trabajo… La opción
para muchos era ir al frente a combatir o, la opción más fácil, trabajar en un
campo de concentración. Si lo analizamos bien, era el lugar perfecto para los
trabajadores. Buenas condiciones económicas, lejos del frente, lejos de
Alemania… Duro pero real. Mientras los prisioneros vivían como animales, los
trabajadores del campo tenían una existencia mejor que la de sus otros
compatriotas alemanes.
Si vamos al campo, todavía podemos ver las casas de algunos de los oficiales. Esos mismos
oficiales se quejaron a los jefes del campo porque no podían hacer barbacoas,
pues el olor les recordaba mucho al que salía de los crematorios. La solución
era alejar los hornos a Birkenau 2. Oír para creer.
Ah, Rudolf Höss,
comandante del campo, era uno de los que tenían una mejor casa. Allí, entre la
enfermería y la cámara de gas podía descansar tranquilamente. Años más tarde,
allí, con las vistas de su jardín a la espalda le construyeron una horca a medida para que pudiera descansar definitivamente donde le corresponda
descansar a los nazis. Hoy en día sigue en pie esa horca.
¿Por qué en su huida los nazis destruyeron las cámaras de gas?
Todo el mundo sabe que
los nazis en su huida destruyeron las cámaras de gas y los crematorios de
Birkenau 2. Hay mil teorías circulando al respecto, siendo la ocultación de
pruebas la explicación más extendida. Todo esto chirría un poco. ¿Cómo van a
pretender ocultar aquella aberración destruyendo los crematorios pero dejando
en pie todo lo demás? Es inviable.
La explicación que
parece más adecuada es otra. Los alemanes, acorralados, vieron que el enemigo
ruso estaba a las puertas. Lo primero que pensaron es que allí mismo tenían su
juicio y su condena. Con las cámaras a mano los rusos solo tendrían que ir metiendo
nazi por nazi dentro para ajustar cuentas con la historia. Los alemanes, que
tontos no eran, no quisieron dejarlo tan a mano.
Hemos querido describir
algunas cosas del campo de concentración más conocido de la historia que mucha
gente desconoce. Con estos acercamientos a la historia podremos entender mejor
lo que allí sucedió cuando tengamos la suerte de visitarlo.
En otro post os
contaremos las historias de algunos de los más famosos personajes que pasaron
por el campo.
Restos Cámara de Gas Birkenau 2 |
Genial !!! Me gusto mucho tu relato, el 3 de Julio voy a Cracovia y ya he reservado las entradas para el cinco, mientras voy leyendo para que una vez alli me sea mas facil entender lo que paso y donde, un saludo.
ResponderEliminarPedro! No se porqué no habíamos visto tu mensaje... Qué alegría que vayas a ir; espero que lo disfrutes mucho porque merece la pena en muchos sentidos. Gracias por leernos, nos hace muchísima ilusión :)
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